Enrique Pérez Quintana
Se actualizó el mié, 8 de noviembre de 2023, 1:32 p. m. CST
Andrés Manuel López Obrador, presidente de México,, y Arturo Zaldívar, ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en una imagen de archivo | Foto: Gerardo Vieyra/NurPhoto via Getty Images
Andrés Manuel López Obrador, presidente de México,, y Arturo Zaldívar, ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en una imagen de archivo | Foto: Gerardo Vieyra/NurPhoto via Getty Images (NurPhoto via Getty Images)
El camino para la construcción de la democracia en México es difícil, desde las instituciones se han tenido que vencer las resistencias al cambio. La Reforma Política de 1977 abrió espacios en el Poder Legislativo para los partidos de oposición. Empezó el pluralismo en el debate parlamentario. Posteriormente, en 1994, con la reforma del Poder Judicial, empezó el deslinde respecto al Poder Ejecutivo, dominante en el Estado, para, por primera vez en nuestra historia, empezar la práctica de un equilibrio entre los poderes, en el que la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) es la institución que garantiza que la Constitución se cumpla.
La SCJN está integrada por once ministros, propuestos, en ternas, de manera escalonada por el presidente de la república y ratificados por el Senado. Su encargo es de 15 años y, según el artículo 98 de la Constitución ’Las renuncias de los ministros de la Suprema Corte de Justicia solamente procederán por causas graves; serán sometidas al Ejecutivo y, si éste las acepta, las enviará para su aprobación al Senado’.
El ministro Arturo Zaldívar Lelo de Larrea presentó su renuncia al presidente Andrés Manuel López Obrador, que deberá aprobarla y, en su caso, enviarla al Senado para su ratificación. La renuncia generó polémica en los medios de información y en el ambiente político, por la inmediata publicación de una imagen en la que aparece con Claudia Sheinbaum, que le da la bienvenida a su círculo de colaboradores.
En el texto que el ministro Arturo Zaldívar presentó como renuncia no se encuentra una causa grave que lo lleve a abandonar la SCJN. Sí está su apreciación de que su ciclo en esa institución llegó a su término y considera que su colaboración actual es marginal. Estima que ’es de la mayor importancia sumarme a la consolidación de la transformación de México desde los espacios que me brinden la oportunidad de tener incidencia en la construcción de un país más justo e igualitario’.
El lenguaje empleado en su renuncia, su fotografía con Claudia Sheinbaum y el contexto político en el que se entrega, confirman la estrecha relación que Arturo Zaldívar mantuvo durante su estancia en la SCJN con López Obrador: de hecho, el grupo parlamentario de Morena promovió su prolongación como presidente de la Corte por dos años más, algo que al final se desechó por inconstitucional..
Se da por descontado que López Obrador aprobará la renuncia de Arturo Saldívar. El Senado deberá ratificarla, lo que sucederá porque para eso se requiere la mayoría de los votos que Morena tiene. No obstante, será una aprobación inconstitucional porque en el texto no aparece alguna causa grave, a no ser que considere como grave causa la ambición de poder que exhibe el ministro, que, por el lenguaje que muestra, puede ser considerado como fiel servidor e incondicional del poder en turno y el que se gesta desde Morena.
El ministro Zaldívar emplea su renuncia para conseguir trabajo, para dar el salto, al estilo de los políticos que cambian de partido. Pide que le ’brinden la oportunidad de tener incidencia en la construcción de un país más justo e igualitario’. Claudia Sheinbaum aprobó su solicitud y lo inscribió en su bolsa de trabajo.
El futuro no será fácil para el próximo exministro. La ley es la ley. La Constitución dice que no podrá aspirar a ser diputado o senador porque debería separarse de su cargo tres años antes de la elección. El artículo 101 la Constitución, establece que tendrán que pasar dos años, contados a partir de que el Senado apruebe su renuncia, para ser nombrado secretario de Estado, Fiscal General de la República o Gobernador’.
El presidente López Obrador tendrá la oportunidad de proponer a quien sustituya en la SCJN a Arturo Saldivar. Es previsible que la terna que envíe al Senado esté integrada por sus incondicionales. En su sexenio propuso a los ministros Juan Luis González Alcántara Carrancá, Margarita Ríos-Farjat, Yasmín Esquivel y Loretta Ortiz.
El voto de Arturo Zaldívar y los de las ministras Yasmín Esquivel y Loretta Ortiz, fueron para López Obrador votos favorables para sus intereses, en la SCJN. Con la renuncia del ministro el equilibrio se mantiene, por lo que no parece que para el presidente signifique avance en su intención de ’colonizar’ a esa institución.
Es previsible que el debate en el Senado sea intenso porque con su renuncia Zaldívar pone en evidencia su servilismo hacia López Obrador, pero también, sin proponérselo, hace que la figura de la ministra Norma Piña crezca al aparecer en la escena como defensora de los valores contenidos en la Constitución. La renuncia es la aceptación de su subordinación al Poder Ejecutivo. Los legisladores deben aprobar la dimisión porque el ministro ya no es útil. Fue neutralizado por sus iguales. Su futura encomienda tiene mas de traición que de construcción de un mejor futuro.
De los resultados electorales de 2024 dependerá la suerte de Arturo Saldívar. Está apostando a que Morena consiga su continuidad al ganar la presidencia y, aún más optimismo, que obtenga mayoría en el Poder Legislativo. Si así fuera, todavía tendrá que esperar más de un año para satisfacer su ambición de poder. Si gana la oposición y Morena queda limitado en el Legislativo, el próximo exministro habrá tirado su carrera al bote de la basura de la historia.