Fernando González Mejía
Un partido político —recordemos— es la parte más activa y organizada de cualquier clase o de su sector que expresa sus intereses; los partidos surgieron después de la división de la sociedad en clases opuestas y constituyen la forma suprema de la organización de clase.
En México, la gavilla de políticos que forman la autodenominada ’Cuarta transformación’ a menudo han mostrado su inconsistencia y falta de unidad política; los medios de comunicación dan cuenta de la permanente controversia, tanto interna como externa, que ocurre en el Movimiento Regeneración Nacional (Morena). En la mayoría de los fenómenos sociales, como sabemos, tal contradicción puede devenir en superación cualitativa. Pero este no es el caso. Veamos por qué.
Morena se constituyó de militantes del PRD, cuando las tribus en ese momento dominantes impidieron a López Obrador dirigir el partido; en respuesta, AMLO decidió formar su propio partido político, él y otras tribus formaron el éxodo que poco a poco fue dejando vacío al PRD hasta el estado agónico en que se encuentra en la actualidad. Pero, en su nuevo colectivo político, AMLO y sus compinches tuvieron que pepenar tránsfugas de los otros partidos políticos que buscaron seguir viviendo del presupuesto; y, por si fuera poco, otra condición agravó la urgente necesidad de recolección de políticos y líderes sociales, artistas, periodistas, autodefensas, líderes sindicales (Mayer, Dalessio, Lili Téllez, El Mije, Nestora, Napito): la inminente contienda electoral de 2018, decisiva y crucial para los intereses personales de AMLO. La autoproclamada ’4T’ llegó al grado de pactar con personajes caracterizados por su franco rechazo a la ideología de izquierda.
Luego del triunfo electoral del 1 de julio de 2018, la situación se complicó para AMLO, pues, ahora, armar y controlar a ese ’Frankenstein político’ le exigiría el despliegue de destreza, amplia sabiduría de la política mexicana y mundial, requisitos que las limitadas capacidades de AMLO no cubren. Es decir, la necesidad de ’pagar’ los favores o comprar lealtades a quienes pueden o no profesar la ’ideología’ de AMLO, siendo gobierno implica mayor probabilidad de fracaso.
Por ejemplo, el diputado federal Porfirio Muñoz Ledo, presidente de la Cámara de Diputados, quien de manera reiterada exige se corrija la postura sumisa del gobierno de Lòpez Obradorg ante Estados Unidos por el fenómeno de la creciente migración; argumenta Muñoz Ledo que AMLO y Marcelo Ebrard están haciendo el trabajo sucio siguiendo la política discriminatoria del presidente Donald Trump; también el diputado federal Eraclio Rodríguez, presidente de la Comisión de Desarrollo y Conservación Rural, Agrícola y de Autosuficiencia Alimentaria se manifestó airadamente contra el abandono del campo, por el subejercicio en la SADER (Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural), pero, principalmente, por la forma, pues López Obrador ridiculizó la vestimenta de los líderes campesinos, por eso el también integrante del Barzón, le exigió a AMLO respeto.
No podemos omitir las renuncias en el Gabinete. Primero, la de Germán Martínez Cázares —ex panista varios años¬—, quien dimitió de la dirección del IMSS, argumentando intromisión excesiva de funcionarios de Hacienda que le impedía hacer su trabajo, pero en evidente desacuerdo con la 4T. Posteriormente, la escandalosa e inesperada renuncia de Carlos Urzúa, secretario de Hacienda, quien, fue llamado ’cobarde’ por la diputada federal Tatiana Clouthier, excoordinadora de campaña de Obrador, desde su ya conocida posición de defensora a ultranza de la política de éste. Recordemos también el ’cochinero’ que tiene Ana Gabriela Guevara en la Conade, ni más ni menos que la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte. Recientemente, Paco Ignacio Taibo II —quien, por cierto, no sin complicaciones, gracias a la mayoría de Morena en ambas cámaras fue nombrado director del Fondo de Cultura Económica— señaló que MORENA está cargado de oportunistas, improvisados, con francos intereses económicos para beneficiarse de los cargos públicos ellos o colocando a sus allegados; Taibo argumentó que la corrupción en la autoproclamada ’cuarta transformación’ va en incremento; matizó que AMLO va a un ritmo, pero todos sus servidores públicos no van igual, alertó sobre la evidente degradación del Movimiento Regeneración Nacional (Morena).
No olvidemos el video que apareció en las ’benditas redes sociales’ del académico argentino Enrique Dossel, ex rector de la UACM (Universidad Autónoma de la Ciudad de México) —instituida por AMLO en el año 2001 como jefe de gobierno de la CDMX—, quien analizó el exagerado centralismo de AMLO, advirtió de la separación del partido en las principales decisiones del gobierno, la falta de una ideología verdaderamente de izquierda. La evidente traición a los principios ideológicos del Foro de Sao Paulo.
La actual contienda por la dirigencia nacional de Morena, acelerará la clara división y muy probable fracaso de la pomposa y autoproclamada ’cuarta transformación’, pues la nueva imposición de AMLO dejará una profunda fisura en la ya de por sí precaria unidad. Pero, por el momento las tribus morenistas ya manifiestan sus condiciones y presiones para mantener la alianza.
Todo lo anterior concuerda con la concepción marxista: en el estado burgués actúan de ordinario varios partidos políticos, lo cual se debe a las contradicciones entre las clases y sectores sociales y a la lucha entre los distintos grupos de la burguesía por mayores privilegios.
Y también queda comprobado una vez más que a menudo la clase gobernante funda dos (o los necesarios) partidos que se diferencian entre sí tan solo por los métodos con que alcanzan los fines políticos, lo cual le permite maniobrar mejor y promover al proscenio ora uno ora otro de estos partidos.
Y, entretanto, ¿las necesidades de México y los mexicanos…? BIEN, GRACIAS.