’ ¡Alegraos conmigo! ’



En la vida y en la muerte somos del Señor

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’ ¡Alegraos conmigo! ’
Religión
Noviembre 03, 2021 20:40 hrs.
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La Palabra de Dios

Memoria de San Carlos Borromeo, obispo

Primera Lectura
Rom 14, 7-12
Hermanos: Ninguno de nosotros vive para sí mismo, ni muere para sí mismo. Si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Por lo tanto, ya sea que estemos vivos o que hayamos muerto, somos del Señor. Porque Cristo murió y resucitó para ser Señor de vivos y muertos.

Pero tú, ¿por qué juzgas mal a tu hermano? ¿Por qué lo desprecias? Todos vamos a comparecer ante el tribunal de Dios. Como dice la Escritura: Juro por mí mismo, dice el Señor, que todos doblarán la rodilla ante mí y todos reconocerán públicamente que yo soy Dios.

En resumen: cada uno de nosotros tendrá que dar cuenta de sí mismo a Dios.
Palabra de Dios
Te alabamos, Señor

Salmo Responsorial
Salmo 26, 1. 4. 13-14
R. (13) El Señor es mi luz y mi salvación.
El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién voy a tenerle miedo?
El Señor es la defensa de mi vida,
¿quién podrá hacerme temblar? R.
R. El Señor es mi luz y mi salvación.
Lo único que pido, lo único que busco
es vivir en la casa del Señor toda mi vida,
para disfrutar las bondades del Señor
y estar continuamente en su presencia. R.
R. El Señor es mi luz y mi salvación.
La bondad del Señor espero ver
en esta misma vida.
Armate de valor y fortaleza
y en el Señor confía. R.
R. El Señor es mi luz y mi salvación.

Aclamación antes del Evangelio
Mt 11, 28
R. Aleluya, aleluya.
Vengan a mí, todos los que están fatigados
y agobiados por la carga,
y yo les daré alivio, dice el Señor.
R. Aleluya.

Evangelio
Lc 15, 1-10
En aquel tiempo, se acercaban a Jesús los publicanos y los pecadores a escucharlo; por lo cual los fariseos y los escribas murmuraban entre sí: ’Este recibe a los pecadores y come con ellos’.

Jesús les dijo entonces esta parábola: ’¿Quién de ustedes, si tiene cien ovejas y se le pierde una, no deja las noventa y nueve en el campo y va en busca de la que se le perdió hasta encontrarla? Y una vez que la encuentra, la carga sobre sus hombros, lleno de alegría y al llegar a su casa, reúne a los amigos y vecinos y les dice: ‘Alégrense conmigo, porque ya encontré la oveja que se me había perdido’. Yo les aseguro que también en el cielo habrá más alegría por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos, que no necesitan arrepentirse.

¿Y qué mujer hay, que si tiene diez monedas de plata y pierde una, no enciende luego una lámpara y barre la casa y la busca con cuidado hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, reúne a sus amigas y vecinas y les dice: ‘Alégrense conmigo, porque ya encontré la moneda que se me había perdido’. Yo les aseguro que así también se alegran los ángeles de Dios por un solo pecador que se arrepiente’.
Palabra del Señor
Gloria a ti, Señor Jesús

Reflexión del Evangelio de hoy

En la vida y en la muerte somos del Señor
Intensas y luminosas las palabras de san Pablo. Son un canto a la unidad. A la unidad de vida entre Jesús y sus seguidores, con cada uno de nosotros. Desde que Jesús salió a nuestro encuentro, desde que nos cautivó con su amor, ’Cristo me amó y se entregó por mi’, desde que respondimos afirmativamente a su llamada a seguirle, nuestra vida quedó vinculada para siempre a Jesús. ’Si vivimos, vivimos para el Señor, si morimos, morimos para el Señor; en la vida y en la muerte somos del Señor’.

Con profunda alegría, le hemos entregado nuestra vida, dejando que él sea el Dueño y Señor de nuestro corazón, de nuestra vida. Y lo hacemos sin perder nuestra personalidad. Con mucho gusto, vivimos en unión amorosa con Jesús, y como además de ser hombre es Dios, le dejamos que guíe y dirija nuestros pasos. Somos del Señor en nuestra vida terrena, y también en nuestra muerte, lo cual nos llevará a vivir nuestra muerte en unión con él, y él nos resucitará a una vida de total unión con él, de plena felicidad.

Jesús, desde su unión con él, nos lleva a vivir en unión profunda con todos los hermanos, y desde aquí se entienden mejor las preguntas de san Pablo a cualquier cristiano: ’¿por qué juzgas a tu hermano?, ¿por qué desprecias a tu hermano?’.

Ese acoge a los pecadores y come con ellos
La conducta de Jesús acercándose a los pecadores no es más que la consecuencia de lo que hemos escuchado a san Pablo en la primera lectura: ’En la vida y en la muerte somos del Señor’. Los cristianos somos del Señor. Queremos seguirle, queremos vivir como él vivió. Los pecadores son los que rompen con Jesús, van en dirección contraria, y dejan de disfrutar de la luz, el amor, la alegría que Jesús nos regala.

Cómo no vamos a entender que Jesús, guiado siempre por su amor a todos nosotros, se acerque a los pecadores, para convencerles de que vuelvan a la amistad con él y disfruten de todos lo que nos regala. Jesús, que nos ama a todos, también a los pecadores, busca que no sigan por el camino que han emprendido, un camino equivocado que no les llevará a la alegría de vivir, la que nos proporciona Jesús. Siempre buscará a la oveja perdida, a la que se ha perdido por lugares oscuros y tristes.

Para que hoy no nos quedemos en enfadarnos y criticar a los ’fariseos y letrados’, tenemos que preguntarnos si vivimos la actitud de Jesús acogiendo a los pecadores, a los que no piensan igual que nosotros, a los distintos, a todos nuestros hermanos, o damos también nosotros la espalda a Jesús.

Fray Manuel Santos Sánchez O.P.
Convento de Santo Domingo (Oviedo)

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