6 de junio de 2017 EN LAS NUBES La Madurescencia

6 de junio  de 2017
 EN LAS NUBES  
La Madurescencia
Periodismo
Junio 06, 2017 16:11 hrs.
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Carlos Ravelo Galindo, afirma: › Portal Mexiquense.com.mx

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*LA NUEVA MADURESCENCIA*, así en mayúsculas inicia su comentario Joan Vila que nos comparte, este amigo y colega corresponsal de Libertas, desde Barcelona, España.
Casi íntegro, sin gerundios, lo transmitimos, también. En el entendido que el nuevo sinónimo de madurez nos deja perplejos, a todos. O ¿no es cierto?
SI miramos con cuidado podemos detectar la aparición de una franja social que antes no existía: la gente que hoy tiene entre cincuenta y setenta años.
A este grupo pertenece una generación que ha echado fuera del idioma la palabra "*envejecer*", porque sencillamente no tiene entre sus planes actuales la posibilidad de hacerlo.
Se trata de una verdadera novedad demográfica parecida a la aparición en su momento, de la "adolescencia", que también fue una franja social nueva que surgió a mediados del s. XX para dar identidad a una masa de niños desbordados, en cuerpos creciditos, que no sabían hasta entonces dónde meterse, ni cómo vestirse
.Este nuevo grupo humano que hoy ronda los cincuenta, sesenta o setenta, ha llevado una vida razonablemente satisfactoria.
Son hombres y mujeres independientes que trabajan desde hace mucho tiempo y han logrado cambiar el significado tétrico que tanta literatura latinoamericana le dio durante décadas al concepto del trabajo.
Lejos de las tristes oficinas, muchos de ellos buscaron y encontraron hace mucho la actividad que más les gustaba y se ganan la vida con eso.
Supuestamente debe de ser esto por lo que se sienten plenos; algunos ni sueñan con jubilarse. Los que ya se han jubilado disfrutan con plenitud de cada uno de sus días sin temores al ocio o a la soledad, crecen desde dentro.
Disfrutan el ocio, porque después de años de trabajo, crianza de hijos, carencias, desvelos y sucesos fortuitos bien vale mirar el mar con la mente vacía o ver volar una paloma desde el quinto piso del apartamento.
Dentro de ese universo de personas saludables, curiosas y activas, la mujer tiene un papel rutilante.
Ella trae décadas de experiencia de hacer su voluntad, cuando sus madres habían sido educadas a obedecer y ahora pueden ocupar lugares en la sociedad que sus madres ni habrían soñado en ocupar. Algunas se fueron a vivir solas, otras estudiaron carreras que siempre habían sido exclusivamente masculinas, algunas estudiaron una carrera universitaria junto con la de sus hijos, otras eligieron tener hijos a temprana edad, fueron periodistas, atletas o crearon su propio "YO, S.A.".
Este tipo de mujeres nacidas en los 50 o 60 no son ni por equivocación las clásicas "suegras" que quieren que las hijas les llamen todos los días, porque ellas tienen su propia vida y ya no viven a través de la vida de los hijos.
Su camino no ha sido fácil y todavía lo diseñan cotidianamente. Pero algunas cosas ya pueden darse por sabidas, por ejemplo que no son personas detenidas en el tiempo; la gente de "cincuenta, sesenta o setenta", hombres y mujeres, maneja el ordenador como si lo hubiera hecho toda la vida.
Se escriben, y se ven, con los hijos que están lejos y hasta se olvidan del viejo teléfono para contactar a sus amigos y les escriben un correo con sus ideas y vivencias.
Por lo general están satisfechos de su estado civil y si no lo están, no se conforman y procuran cambiarlo.
Raramente se deshacen en un llanto sentimental.
A diferencia de los jóvenes; los sexalescentes conocen y ponderan todos los riesgos. Nadie se pone a llorar cuando pierde: solo reflexiona, toma nota, a lo sumo… y a otra cosa.
La gente mayor comparte la devoción por la juventud y sus formas superlativas, casi insolentes de belleza, pero no se sienten en retirada. Compiten de otra forma, cultivan su propio estilo.
Ellos, los varones no envidian la apariencia de jóvenes astros del deporte, o de los que lucen un traje Armani, ni ellas, las mujeres, sueñan con tener la figura tuneada de una vedette.
En lugar de eso saben de la importancia de una mirada cómplice, de una frase inteligente o de una sonrisa iluminada por la experiencia.
Hoy la gente de 50, 60 o 70, como es su costumbre, estrena una edad que todavía NO TIENE NOMBRE.
Antes los de esa edad eran viejos y hoy ya no lo son, hoy están plenos física e intelectualmente, recuerdan la juventud, pero sin nostalgias, porque la juventud también está llena de caídas y nostalgias y ellos lo saben.
La gente de 50, 60 y 70 de hoy celebra el sol cada mañana y sonríe para sí misma muy a menudo…hacen planes con su propia vida, no con la de los demás. Quizás por alguna razón secreta que solo saben y sabrán los del siglo XXI.
Sabemos que no tenemos la figura que teníamos a los 20 años pero conservamos la sonrisa con la que nos enfrentamos cada día al mundo y además tenemos otra ventaja: No corremos el riesgo de morir jóvenes.
Y se une al comentario de nuestro amigo, alguien que aún a sus 87 años, también disfruta de la vida.
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6 de junio de 2017 EN LAS NUBES La Madurescencia

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