#Columna En Las Nubes


Emiliano Zapata y Ema Godoy

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Periodismo
Abril 10, 2021 16:08 hrs.
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Carlos Ravelo Galindo, afirma:
Reconocemos que la pereza, dicen, es ’ayuda social’. Abuso, de poder, la política. Codicia, tener ambición. Llamar la atención, mensaje de intolerancia. Y que matar, es ’hacer justicia’.
Recurrimos a estos ejemplos para justificar nuestro trabajo en sábado, dizque día para descansar.
Pero aprovechable para reconocer el mensaje del colega Josué Beutelspacher que nos envía para hablar, extenderse, sobre doña Ema Godoy. De la que nos platicó don Jorge Herrera Valenzuela.
’Querido Carlos, aprovecho para pasar lista de presentes, pues aquí andamos.
Me recordaste a una de mis añoradas maestras, pues Ema Godoy nos dio clases de Historia del Arte y Estética a Vicky que te manda saludar y a tu servidor en la Escuela Nacional de Maestros, generación 65 la mía. 72 la de ella.
Vivía en la colonia Nueva Santa María y era muy amigable con sus alumnos con quienes departía agradables tardes en los alrededores del Kiosco Morisco.
Inolvidable y avasalladora, Ema Godoy se decía hermana de Gabriela Mistral, nunca supimos si adoptivas o algo así, y te cuento rápido una de sus clases magistrales:
Cuando camines por las ciudades y pueblos de nuestro México visita la arquitectura colonial.
Si la iglesia tiene una sola y alta torre, es masculina y si tiene dos, es femenina.
Se refería a la consagración o advocación de los templos, a un santo o a una virgen y santa, lo cual corroboramos de inmediato al ver la alta Torre de San Francisco, atrás de la Torre Latino.
La catedral y la Basílica, que tienen dos torres y están dedicadas a la Virgen Madre. Te saludo con gran afecto’.
Regresamos a nuestra clase de civismo e historia:
El general Zapata cayó asesinado, convirtiéndose en el símbolo del agrarismo y de la lucha por la tierra y la justicia campesina.
Con agradecimiento al abogado Jorge Alberto Ravelo Reyes por darnos a conocer el texto que la secretaría de Gobernación publica del Instituto nacional de estudios históricos de las revoluciones en México, en el Diario Oficial.Clase gratuita de civismo.
Día de luto y solemne para la Nación. La Bandera Nacional deberá izarse a media asta.
El general Emiliano Zapata Salazar fue asesinado el 10 de abril de 1919, en la hacienda de Chinameca, estado de Morelos, en un acto de traición perpetrado por los soldados al mando del coronel constitucionalista Jesús Guajardo.
En 1909 Zapata fue elegido jefe de la Junta de Defensa de las Tierras de Anenecuilco.
Dos años después, al ver cancelada la posibilidad de que sus demandas agrarias fueran resueltas por las vías legales y en respuesta al llamado a la rebelión contra el régimen de Porfirio Díaz, hecho por Francisco I. Madero en el Plan de San Luis, Emiliano Zapata se levantó en armas al frente de un gran número de campesinos surianos.
Al triunfo de la revolución maderista, Zapata se rehusó al desarme de sus tropas mientras el gobierno no devolviese a los pueblos las tierras usurpadas por las haciendas establecidas en el estado de Morelos.
En el verano de 1911, mientras Zapata negociaba el desarme de sus tropas con Madero, quien le ofreció que la reforma agraria sería estudiada y resuelta tan pronto como asumiera oficialmente la presidencia, el gobierno interino de León de la Barra envió una columna federal al mando del general Victoriano Huerta con lo que se suspendió el desarme y se puso en riesgo la vida de Madero.
Zapata rompió con el líder de la revolución y tuvo que buscar refugio en la sierra poblana.
Desde ahí, el 25 de noviembre de 1911, junto con sus principales colaboradores, Zapata proclamó el Plan de Ayala, que desconocía al gobierno de Madero y exigía la inmediata devolución de las tierras a los pueblos que hubieran sido despojados de ellas, además de la dotación de ejidos a las poblaciones que los necesitaran.
Este programa se convirtió desde entonces en la bandera del agrarismo y fue defendido con firmeza por los campesinos morelenses.
Tras el derrocamiento del presidente Madero, ocasionado por el golpe militar de febrero de 1913, tanto los revolucionarios surianos, como los norteños, lucharon contra el gobierno ilegítimo de Victoriano Huerta.
En el verano de 1914, los zapatistas controlaron Morelos y las regiones circunvecinas, coadyuvando así a la caída del gobierno usurpador, pero sin haber aceptado la jefatura de Venustiano Carranza, quien se empeñaba en unificar, bajo su mando, a los revolucionarios del país.
En los últimos meses de 1914 y a lo largo del año siguiente, los partidarios de Zapata, unidos con los de Francisco Villa, participaron en la Soberana Convención Revolucionaria y se enfrentaron a los seguidores de Carranza y Obregón, con quienes rompieron en noviembre de 1914, al no ponerse de acuerdo sobre quién debía asumir el poder presidencial y cuál debía de ser el programa revolucionario.
Después de que los villistas fueron derrotados en el Bajío por las fuerzas de Álvaro Obregón, a mediados de 1915, el ejército al mando del general Pablo González entró al territorio de Morelos, con el objetivo de derrotar a Zapata.
No obstante, los campesinos zapatistas sostuvieron en los siguientes años una tenaz guerra de guerrillas contra el gobierno de Carranza, quien asumió la presidencia de la República en mayo de 1917.
A comienzos de 1919, se decidió urdir una celada para acabar con Zapata.
El plan consistía en que un subordinado de Pablo González, el coronel Jesús Guajardo, fingiría un distanciamiento con su superior y se pasaría a las filas zapatistas.
El jefe del Ejército Libertador del Sur, quien estaba en una situación apremiante por la falta de armas y parque para continuar la resistencia, decidió acoger al supuesto desertor, no sin antes ponerlo a prueba, solicitándole que tomara Jonacatepec, exigencia que cumplió en acuerdo con Pablo González.
Después de ello, Zapata aceptó reunirse con el coronel infidente, quien luego de una primera entrevista el 9 de abril, a la mañana siguiente lo invitó a su cuartel general, en la hacienda de Chinameca.
Escoltado por diez hombres, Zapata llegó a la cita.
Un testigo presencial narró aquel trágico episodio:
’El clarín tocó tres veces llamada de honor, al llegar el general en jefe al dintel de la puerta, de manera alevosa y cobarde, a quemarropa, los soldados que presentaban armas descargaron dos veces sus fusiles.’
El general Zapata cayó asesinado, convirtiéndose en el símbolo del agrarismo y de la lucha por la tierra y la justicia campesina.
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