De Lázaro Cárdenas y Benito Juárez

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Marzo 21, 2021 10:49 hrs.
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20 de marzo de 2021
EN LAS NUBES

Carlos Ravelo Galindo, afirma:
Sí sabemos que es sábado. Pero no podemos aplazar más la fecha de la expropiación petrolera por Lázaro Cárdenas del Rio. Ni olvidar la de mañana 21: La llegada de Benito Juárez en 1806.
En San Pablo Guelatao, poblado de la Sierra de Oaxaca, nació Benito Pablo Juárez García, hijo de Marcelino Juárez y Brígida García, indios zapotecas dedicados a la agricultura.
Benito Juárez contribuyó decisivamente a la consolidación del Estado Nacional republicano, federal y laico.
Seguimos el orden: Primero cuando el petróleo fue nuestro.
Aquél 18 de marzo se dio a conocer el decreto de expropiación, acompañado de un mensaje dirigido al pueblo de México: ’...pido a la Nación entera un respaldo moral y material suficientes para llevar a cabo una resolución tan justificada, tan trascendente y tan indispensable’.
Al agradecer al abogado Jorge Alberto Ravelo Reyes su aportación aparecida en el Diario Oficial, que transcribimos íntegra, no sin antes advertir que estos días son de fiesta y solemne para la Nación.
La Bandera Nacional deberá izarse a toda asta.
(Coincide la expropiación, con la jubilación necesaria del último líder charro, conocido como Carlos Romero Deschamps., anunciada ayer por el señor de Palacio)
El texto para los interesados:
’El general Lázaro Cárdenas del Río, presidente de la República, decretó el 18 de marzo de 1938 la expropiación de las empresas petroleras estadounidenses y anglo-holandesas que explotaban y comercializaban el petróleo mexicano.
Esta medida refrendó la soberanía de México sobre el petróleo y las riquezas del subsuelo, como establecía el artículo 27 constitucional, y significó una nueva etapa para el desarrollo económico del país.
El presidente Cárdenas decretó la expropiación ante la negativa de las empresas petroleras por acatar las leyes mexicanas y rechazar el laudo emitido por la Suprema Corte de Justicia que estableció que debían cumplir con las demandas laborales de los trabajadores mexicanos.
La trascendencia de esta medida provocó no sólo la oposición de las compañías afectadas, sino también el rechazo y la presión de sus gobiernos, que trataron de revertir la expropiación.
Cárdenas mantuvo una posición firme y contó con el apoyo conjunto del pueblo de México.
Las compañías petroleras imponían duras condiciones de trabajo a sus trabajadores y les pagaban salarios inadecuados.
El 16 de agosto de 1935 se creó el Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM), que demandó la implantación de un contrato colectivo de trabajo. La exigencia complicó la relación entre las empresas y el sindicato, por lo que el gobierno tuvo que intervenir como mediador.
Al no llegar a un acuerdo, el 28 de mayo de 1937 los trabajadores declararon una huelga general.
La Junta Federal de Conciliación y Arbitraje designó a tres peritos para que realizaran un diagnóstico del estado financiero de las empresas: Efraín Buenrostro, Mariano Moctezuma y Jesús Silva Herzog.
El 3 de agosto de 1937, los peritos dieron a conocer su informe, en el cual sostenían que las empresas petroleras formaban parte de grandes unidades económicas que no habían cooperado al progreso del país.
La Junta Federal falló en favor del peritaje y ordenó que aumentaran las remuneraciones y los beneficios laborales.
Las empresas solicitaron la rectificación del laudo a la Suprema Corte de Justicia de la Nación, pero ésta confirmó la decisión de la autoridad laboral el 1 de marzo de 1938.
En oposición, las compañías petroleras detuvieron las exploraciones y perforaciones, además de retirar sus fondos bancarios.
La respuesta del presidente Cárdenas no se hizo esperar.
El 18 de marzo dio a conocer el decreto de expropiación, acompañado de un mensaje dirigido al pueblo de México: ’...pido a la Nación entera un respaldo moral y material suficientes para llevar a cabo una resolución tan justificada, tan trascendente y tan indispensable’.

Sigamos con el Benemérito de las Américas, nacido el 21 de marzo. ’Huérfano a temprana edad, Benito aprendió el idioma español a los 12 años. Se trasladó a la ciudad de Oaxaca donde inició sus estudios. Fue el primer abogado egresado del Instituto de Ciencias y Artes de Oaxaca. Su carrera política inició en 1831; ocupó cargos en los tres poderes y niveles de gobierno y fue gobernador de Oaxaca entre 1847 y 1852.
Su oposición a Antonio López de Santa Anna ocasionó que, en mayo de 1853, fuera aprehendido y expulsado del país.
Vivió el exilio en Nueva Orleáns, donde se vinculó con otros liberales mexicanos como Melchor Ocampo, José María Mata y Ponciano Arriaga.
Al proclamarse el Plan de Ayutla, Benito Juárez regresó a México y se incorporó al movimiento revolucionario.
Al triunfar la Revolución fue ministro de Justicia e Instrucción Pública del gobierno del presidente Juan Álvarez, donde expidió la primera ley sobre Administración de Justicia, mejor conocida como Ley Juárez, que limitó los fueros eclesiástico y militar.
Evitó que sus tribunales intervinieran en delitos del orden común.
Al estallar la Guerra de Reforma, a Juárez como presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación le correspondió asumir la Presidencia de la República, estableció su gobierno en el puerto de Veracruz, donde expidió las Leyes de Reforma, en 1859.
El 11 de enero de 1861, el presidente Juárez, junto con sus principales colaboradores, entró triunfante a la capital de la República.
Sin embargo, la guerra continuó, pues, los conservadores y la Iglesia católica apoyaron la Intervención francesa para el establecimiento del Segundo Imperio.
El presidente encabezó la resistencia republicana de 1862 a 1867, en defensa de la independencia y soberanía nacional. El estadista mexicano se convirtió en el símbolo de la defensa de la autodeterminación de los pueblos. Fue declarado Benemérito de las Américas por los congresos de Colombia y República Dominicana.
Benito Juárez contribuyó decisivamente a la consolidación del Estado Nacional republicano, federal y laico. Justo Sierra lo definió con las siguientes palabras:
’La fortuna para el programa reformista consistió en estar encarnado en un hombre que todos veían como la expresión auténtica y única de la ley’.
Les recordamos que las dos fechas, el 18 y el 21, son de fiesta solemne para la Nación. La Bandera deberá izarse a toda asta.
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