Retomado de Milenio
Mauricio Valdés
Ciudad de México / 04.01.2023 00:30:29
Iniciamos el año 2023 con muchas expectativas de cambio en nuestra vida personal, en el mundo, y me referiré específicamente, al cambio mexiquense. Es nuestra oportunidad de cada seis años, cuando con nuestro voto podemos determinar el rumbo de nuestra Entidad.
El cambio debe ser desde las campañas y las propuestas electorales, aunque se ve más el inicio de la llamada guerra sucia, que aunque no penetra en las mayorías, mancha. En el Gobierno pueden hacer el ejercicio de lo que puede significar la oportunidad del cambio, para que se mejoren las condiciones de vida de las mayorías, después de casi 94 años del mismo grupo de gobernantes con políticas similares, con cambios mínimos para que todo siga igual. El dilema es si triunfan las mismas prácticas caducas que han sido el caldo de cultivo de la impunidad y la corrupción, así como la ineficiencia, o el cambio para que se defina el poder político separado del poder económico en beneficio de las mayorías. El cambio debe ser para que lo favorable a las mayorías sea lo que convenga al gobierno.
Lograr que la Administración Pública sea para servir a los ciudadanos. Para lograr mejores resultados el cambio es indispensable. El cambio para generar una función pública con patriotismo, con vocación de servicio, integridad, honorabilidad, eficiencia y eficacia.
Es irritante para cualquiera de nosotros ver con desconfianza a la policía, ministerios públicos y casi cualquier otra autoridad, por la arrogancia y el abuso del poder. Lograr que la función pública se subordine al cumplimiento de la ley y no de intereses particulares.
La función de gobernar es para todos, con el equilibrio de poderes dentro del marco legal. En la pluralidad y la transición que vivimos debe prevalecer la convivencia, la coexistencia de diversos grupos e intereses, haciendo valer el interés público, porque la Política, con mayúscula, es el establecimiento de reglas, con arreglos democráticos transparentes y no en lo oscurito.
El cambio es la oportunidad de dar paso a la modernización de nuestra administración pública, a la democratización de nuestro marco legal, principalmente a la propuesta de Reforma Constitucional que entregaremos en las próximas semanas. Se requiere voluntad de cambio para reinventar al sector público, al servicio de los ciudadanos, no del gobierno, ni de un grupo partidista.
Al diagnosticar las fortalezas y debilidades del gobierno y la administración pública, se puede superar la demanda más sentida: que funcione mejor. Un proceso de reforma política impactaría integralmente los procesos históricos, sociales y económicos.
Mauricio Valdés