Por Julio Tapia
Ayer 4 de septiembre, se registra en la historia de México, un retroceso grave a los derechos humanos, pues lejos de que el partido en el poder, asumiera con objetividad el respeto a los poderes de la Unión, lo cierto es, que se atentó, contra el sistema republicano, la idea original del Constituyente, era mantener el equilibrio de fuerzas, y que ningún poder, tuviera el poder absoluto, o por encima del otro, alejado de intereses particulares, para dar paso al abuso del poder, a la monarquía y es que la reforma al poder judicial, se retrotrae a etapas primitivas, a sistemas antidemocráticos, en donde el rey, no el rey del cash, es juez y parte, si bien López Obrador, señala que quienes se oponen a la reforma son traidores, lo paradójico es que quienes la impulsan resultan ser ellos, y es que a 199 años de haberse instituido el poder judicial federal, el 7 de marzo de 1825, se busco que dicho anhelo, fuera un auténtico referente para la constitución de un estado libre y democrático, hoy millones de mexicanos lamentan esta barbarie, mañana, posiblemente no habrá regreso, ante la vil infamia, de un nuevo sistema judicial subyugado a la voluntad del jerarca, que amenaza por cuestionar a quienes se inconforman, ante el hecho de que están en su derecho, para corregir que están equivocados y que habrá repercusiones, estudiantes, abogados y sectores de la sociedad, toman las calles, para hacerse sentir, pues lo grave de esta reforma, fue el hecho de no tomar en cuenta sus opiniones, lógico que el poder judicial necesitaba de una reforma, como también a los diversos poderes, para acabar con la maldita corrupción, que nunca termino y de la cual nunca hubo voluntad para erradicar, pues en este gobierno no hubo políticos, funcionarios, servidores públicos y expresidentes llevados a juicio, encarcelados, solo fue politiquería.
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