Por Adriana Salazar
Hace unos días, en la plaza de las 3 culturas, un hombre sentado en la plaza vendiendo souvenirs del movimiento estudiantil en Tlatelolco y cantando corridos. A él se le acercaron unos jóvenes universitarios y se pusieron a conversar de lo acontecido en aquella década de los sesentas. La joven estudiante, después de ver el apasionamiento del señor, al relatar los hechos y hablarle de ideas políticas, espontáneamente le dijo: - A ver, dice que usted era estudiante y que todos habían sido convocados, ¿En donde estaba usted cuando sucedieron los hechos?
El hombre respondió: - en mi casa! -Y la joven insistió: A ver, no entiendo, con tanto apasionamiento y nacionalismo, con el que nos habla, ¿Cómo es que estaba en su casa? El señor quiso cambiar la conversación, pero me vi interesada en ayudarle, porque soy mamá. No había necesidad de sentirse culpable, él lo ha dicho bien, lo hizo muy bien, me permito explicar porque, estuvo excelente su catedra de ideas políticas esta tarde para los jóvenes visitantes universitarios y para mí que estaba yo escuchando. Me encantó el relato nacionalista, patriótico y la capacidad analítica del hombre cual catedrático. Los ahí presentes quedamos complacidos con su relato histórico. Pero¿ porque no estuvo ahí el 2 de octubre? Por lógica: por madurez, por responsabilidad ética, social, moral y política. Los universitarios voltearon a verme y asintieron con la cabeza. El señor no supo que decir aunque minutos antes él nos comentaba que todos sabían que se estaba preparando y pronosticando una declaración de guerra contra posturas comunistas en el contexto social. El hoy señor, era en aquel entonces estudiante y si has sido educado en un seno familiar responsable, no te acercas a donde hay cuerpos armados e instrumentos de guerra. Gracias a esa decisión, sobrevivió ileso a la tragedia y hoy puede relatarnos la historia. Retomando el contexto situacional sobre el que se suscitó el fatídico ’movimiento’, me parece importante recordar que ese objeto social estaba sobre cimientos de una infraestructura de temores que había dejado la ll Guerra Mundial, el rechazo energético (radiactivo- nuclear) que además ya gozaba con monumentos encumbrados en Jardines y Plazas del complejo de Tlatelolco, desde los que se leen mensajes como: sí a la paz mundial, sí a la amistad entre los pueblos, sí al desarme, sí al rotundo no a las armas nucleares, sí al absoluto no a la Guerra.
El hombre nos contó que también fueron padres acompañando a sus hijos, o impulsándolos a asistir a la ’obvia’ guerra de ese día. Camiones, fusiles, armas, granaderos y fuerzas armadas amuralladas. Ey! Alto! ¿A dónde llevan los padres a sus hijos?
Padres sesenteros, creían que los llevaban a luchar por sus ideales de libertad! Aunque seguro que la mayoría de los jóvenes, se mandó solo, ya eran independientes, querían libertad, era la rebeldía sesentera, ’we, will, we will rock you’! ’we,will, we will rock you!’ Así los imagino, con la adrenalina al estilo pulp fiction. ’We,will, we will rock you!’…
Alto, alto! Retrocedamos por favor! Imagínese el contexto de un Jefe de Estado, con un evento internacional en puerta, con guerras comunistas a un ladito, con un freedom hipie de ’love, peace, sex, drugs and rock and roll’, con la llegada encima de jefes de estado provenientes de todo el mundo, arriba en el norte un movimiento encabezado por Martin Luther King y el fresco homicidio de John F. Kennedy, en la ciudad de México con la responsabilidad de proteger a decenas de líderes mundiales, deportistas internacionales; obviamente que el Presidente de este país estaba muerto de miedo, se amuralló! Es como hoy día si te dicen hay COVID, por piedad no salgas de casa. ¿Qué hacían los jóvenes en la calle? Buscando ser parte de la libertad, de la historia; necesitaban vivir, querían cambiar la historia, querían ser líderes mundiales, querían ser héroes y expulsar la represión. Son jóvenes, se apasionan, adolecen, querían vivir lo que les dijeron sería la libertad. Es complejo, no queremos ser parte de la restricción, pero también es cierto que no tenemos herramientas o argumentos sólidos para una libertad más integral, porque no se trata de solo abrir la puerta sino saber equilibrarla. Hace un momento, mientras escribo este artículo, sonó el teléfono, una persona más a quien yo admiro ha muerto, entre tristeza y enojo me pregunto ¿Por qué? ¿Por qué él? Tristemente me respondo, porque alguien abrió puertas, como en el 68, sin medir las consecuencias y sin mirar a quien. Así el escenario del movimiento estudiantil del 68, estaba compuesto por 4 actores y al menos 9 ideologías, según el escritor Sergio Zermeño en su libro, ’México, una democracia utópica’, de esas utopias de las que nada es lo que parece, y al mismo tiempo, es la única realidad a la que tenemos acceso en sus 9 entidades participantes:
1. El Gobierno en su fracción intransigente
2. El Gobierno en su fracción conciliadora
3. El sector profesionista antiimperialismo y anticastrismo, derecha
4. El sector profesionista gobierno – pri de rechazo al sistema político existente a partir de posición independiente, centro
5. El sector profesionista gobierno -pri, que buscaba el poder a través de un polo organizado de oposición democrática, izquierda
6. Estudiantes jóvenes de extracción media y alta demócrata: comunitarios, UNAM, preparatorias, politécnico y vocacionales.
7. Preparatorias y vocacionales de Tlatelolco, centro de la ciudad y ciudadela
8. Base estudiantil del casco de santo tomas
9. Sector politizado de izquierda: grupos de la liga comunista Espartaco, Trotskistas, Partido Mexicano del Proletariado, Ala dura del Consejo Nacional de Huelga y Escisión de la Juventud Comunista.
Por supuesto que el contrincante del Gobierno era un grupo minoritario, enfocado en el número nueve arriba mencionado, que se apoyó en el apasionamiento e intereses de los anteriores, sin embargo el miedo del Gobierno era muy grande por lo que antepongo arriba y sus acciones colapsaron la idiosincrasia de éste país. Y cabe resaltar lo que sintetiza el escritor Sergio Zermeño: ’ fue un movimiento popular de contenido fuertemente político; llevado a cabo por estudiantes, es cierto, pero tomados éstos como una manifestación de las fuerzas populares; de tal manera que esforzarse por buscar su aspecto estudiantil sería regresar sobre algo que el movimiento mismo desbordó y dejó atrás’. México se vio contagiado de la exaltación mundial contra la ’represión’, sin embargo yo deseo recordar en este día 2 de octubre a más de 50 años de lo sucedido, algo que pocos recuerdan en éste día, lo que abandera la plaza de las 3 culturas desde antes de que sucediera el movimiento, la verdadera ideología del mexicano frío, no el exaltado, el mexicano que participó de la visión del Tratado Internacional para la proscripción de las armas nucleares en la América Latina, del 14 de febrero de 1967:
’ Cesación absoluta de los experimentos atómicos con fines bélicos, a partir del 1° de enero de 1963, y al mismo tiempo acelerar los trabajos que conduzcan al desarme mundial y que se fundamente en ello y en la cordialidad de las naciones, la paz internacional’.
A través de este ensayo, me gustaría enfatizar y que por favor NUNCA SE OLVIDE: ’ Preservar a las generaciones presentes y futuras de los horrores de una guerra nuclear, química, biológica. Conseguir que se ponga fin a la competencia de poderío destructor y a la carrera armamentista de las grandes potencias del mundo.’
Eso es la Plaza de las 3 culturas, anexo a santuarios prehistóricos donde los antepasados solían celebrar sacrificios a los Dioses. Templos dedicados a Ehécatl, Dios del Viento. Ahí junto a esos santuarios se levantaba un edificio de diplomacia exterior que no significa otra cosa que ’platicar’, eso es la diplomacia, entablar el dialogo, conciliar, ’construir relaciones y caminos intelectuales pacíficos’, buscar acuerdos mediante negociaciones intelectuales entre las naciones, cuyas banderas podían verse ondear en su plaza adjunta.
En 1963, el Presidente López Mateos dijo: ’El poner fin a los ensayos con artefactos químicos, es una cuestión universal de vida o muerte y debe ser una exigencia que se eleve esa postura a sus gobernantes a fin de disfrutar la tranquilidad y la paz’. En base a ese criterio, México envió su postura que le valió su inclusión en el Comité de Desarme de Ginebra:
Pensamiento creador de México: ’ su batalla por la paz universal, su adhesión a los procedimientos que conducen a soluciones de concordia en cualquier conflicto entre las naciones. El prestigio moral que ha adquirido México por su mano de obra trabajadora. Su espiritú iluminado por la libertad y sus aspiraciones de justicia social que provienen de una revolución que es la fuente de la institucionalidad, de una vida organizada, civilizada, constitucional, y de derecho.
Y el objetivo primordial del pensamiento de México post a la II Guerra Mundial en donde vivimos los horrores radicales de experimentos en salud, en economía, en trabajo, en clasismo: ’ Que se condenen las pruebas bélicas, los experimentos humanos en salud, las pruebas científicas en humanos, en sociedades en el medio ambiente’ …
México es un país que solo posee los armamentos elementales para salvaguarda interior y la seguridad de sus intereses nacionales, y nuestro gobierno ha resuelto: ’no poseer, ni admitir, dentro de su territorio, armas nucleares, masivas o destructivas de ninguna especie.’
¿Cómo lograrlo?
Mediante la moderación, mediante la búsqueda de formas conciliatorias y sobre todo, la exhortación a las potencias para no flaquear, ni dejar de priorizar soluciones pacíficas.
Esos fragmentos, extraídos del pensamiento a las naciones en 1963 derivaron en la promulgación oficial en este país: ’Las armas son manifestaciones de la fuerza y no de la inteligencia o del corazón. No son efecto de valor sino de miedo y se acrecenta con cada ensayo. Es decir, mientras más se anula la voluntad del individuo y se somete a las armas, mientras más se humilla al ser humano y a la vida, se acrecientan los miedos sociales y la violencia universal.’
La reflexión esta basada en el pensamiento expresado en declaraciones, acuerdos, monumentos, y homenajes realizados entre fines de los cincuentas y durante la década de los sesentas.