El 20 de noviembre de 1910

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Julio César Tapia
El 20 de noviembre de 1910, inicio un conflicto armado como consecuencia del descontento popular hacia la dictadura de Porfirio Díaz y que derivaría en una guerra civil que transformaría radicalmente las estructuras políticas y sociales del país.
La Revolución luchaba por un gobierno genuinamente democrático, libertad e igualdad para el pueblo, mayores derechos sociales y una reforma agraria a favor de los campesinos, pues se pretendía eliminar los latifundios de terratenientes nacionales y extranjeros.
Es así como los mexicanos empuñaron sus armas en contra del régimen de Porfirio Díaz. Pues la nación demandaba principios democráticos y sociales esenciales como: igualdad, justicia, equidad y libertad, para un pueblo que había sufrido de demasiados abusos durante 30 años de dictadura.
Revolución que culminó oficialmente con la promulgación de la nueva Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos de 1917, siendo ésta la primera a nivel mundial en reconocer las garantías sociales y los derechos laborales colectivos.
Dicha promulgación fue el resultado de largos e intensos debates en los que participaron personas comprometidas con el proyecto de Nación que querían forjar, al reconocer las libertades de culto, expresión y asociación, la enseñanza laica y gratuita y una división de poderes para garantizar que las atribuciones, competencias y facultades otorgadas a los diversos órganos del Estado, sean ejercidas en un marco de pleno respeto y autonomía.
A 113 años de nuestra Revolución, los ideales siguen en pie, nuestras instituciones se fortalecen día a día, pues hemos pasado de los caudillos a los profesionales de la política, para dar paso a una verdadera democracia a través de las instituciones políticas y del poder del pueblo por medio del voto, sin embargo, la figura presidencial se ha visto muy limitada y muchas veces ensuciada y cegada de poder, pues hemos sido testigos de atentados en contra del pueblo hacia los estudiantes, periodistas, civiles, intelectuales, desaparecidos, marchas, plantones, magnicidios, atentados,
entre otras cosas se han documentado fraudes electorales donde los ofendidos y la victima premian al artífice, como si ello fuera consensado, pues oferente y victima disfrutan del placer de gobernar, también hemos sido testigos de cómo la figura presidencial ofende, denosta y agrede a quienes no comulgan con los ideales, esperemos que las próximas elecciones sea una verdadera lucha de ideas, proyectos que nos lleven a un mejor México, pues esos ideales de la revolución y de nuestra Constitución no han cesado.
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