#El golpe militar a la Constitución


#El golpe militar a la Constitución
Periodismo
Agosto 17, 2022 16:02 hrs.
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Miércoles 17 de agosto de 2022
REVISTA IMPACTO


En su momento, López Obrador rechazó la idea de tener un gobierno militar para resolver la inseguridad y violencia • Puerta al fascismo, militarización del país, defendió la 4T • Qué necedad meter al Ejército en donde no debe estar; pone en riesgo al país, sentenció Manuel Bartlett • Instituciones de seguridad pública deben ser de carácter civil, dijo Morena y rechazaba dar más poder a las Fuerzas Armadas

MAURICIO ORTEGA CAMBEROS

Más allá del asunto político y legal que conlleva la pretensión del Presidente Andrés Manuel López Obrador de que la Guardia Nacional deje de pertenecer a la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana y pase a formar parte de la Secretaría de la Defensa Nacional (por medio de un decreto o acuerdo), el tema intrínseco es que se admite desde el propio gobierno que la estrategia contra la violencia y el crimen ha fracasado.

Guanajuato, Jalisco y Chihuahua, víctimas de actos terroristas por la cacería de miembros del Cártel de Jalisco Nueva Generación. ¿Coincidencia?

Se trata, metafóricamente, de intentar cambiar un neumático cuando el automóvil se encuentra en marcha y en la recta final de su recorrido (falta poco más de dos años), pero también cuando los carros contra los que se compite (que son los de la delincuencia) llevan ventaja de sobra, tienen llantas nuevas y han impuesto sus condiciones a punta de balazos, que no de abrazos. Allí está lo sucedido en Guanajuato, Jalisco y Chihuahua. Noches de terror (de terrorismo, es la palabra correcta) en otro fallido operativo, ahora contra el ’Doble R’ del Cártel de Jalisco Nueva Generación.


Resultó fallido el operativo para capturar a Ricardo Ruiz Velasco, alias ’El Doble R’ en Ixtlahuacán, Jalisco. Habría escapado debido a los narcobloqueos.

No queremos siquiera imaginar que se trató de algo premeditado para, ante esa ola de violencia extrema, justificar la presencia de los soldados en la calle. Preferimos pensar que sólo fue una coincidencia.

EL ARTÍCULO 21

Dejemos que sea la propia Carta Magna la que nos dé luces al respecto. En uno de los párrafos del Artículo 21 dice: ’Las instituciones de seguridad pública, incluyendo a la Guardia Nacional, serán de CARÁCTER CIVIL, disciplinado y profesional’. El 26 de marzo de 2019 fue el propio López Obrador quien, en su calidad de Presidente de la República, hizo saber a los mexicanos, a través del Diario Oficial de la Federación, la reforma que se aprobó en el Congreso de la Unión a dicho apartado.

Ahora bien, en un país como el nuestro en donde la ley dice una cosa, pero en los hechos se hace otra, ya nos resulta normal que sean las Fuerzas Armadas las que realicen las funciones que corresponden a las policías federal y locales. Los grandes operativos y capturas los han hecho la Marina y el Ejército. No en este sexenio, sino desde el siglo pasado. ¿Y la Ley? Pues se la han pasado por el arco del triunfo.


Por cuestiones políticas, las Fuerzas Armadas han sido puestas nuevamente en el ojo del huracán. Una exposición mediática innecesaria.

Como los partidos de la oposición ya adelantaron que no aprobarán alguna reforma constitucional más respecto a la Guardia Nacional, el Ejecutivo federal intenta dar un manotazo en el escritorio para hacer a un lado la propia Constitución que juró respetar y hacer respetar; brincar y burlarse del Poder Legislativo, y poner contra las cuerdas al Poder Judicial. Pretende una carambola de tres bandas que atenta contra la legalidad, la sana convivencia de los tres Poderes de la Unión y que pone a las Fuerzas Armadas en tierras movedizas al realizar tareas que no están sustentadas en la ley.

Preocupa de sobremanera la endeble explicación que da AMLO. Su deseo es que todo lo que él ha hecho y hará quede en la Carta Magna o, al menos, en leyes secundarias. El objetivo es que cualquier gobierno que llegue después del suyo no pueda echar para atrás su legado o que le cueste trabajo al tener que modificar la ley. En otras palabras, quiere perpetuarse en el poder, aunque esté ausente físicamente. ¡Cuánto disparate y orgullo! Por esto es que han calificado su propósito como un ’golpe militar a la Constitución’, y razón no les hace falta.

Objetivo: dar más poder a las Fuerzas Armadas para que otros gobiernos no puedan fácilmente revertir sus decisiones.

Los mexicanos y quienes estos decidan quiénes los habrán de gobernar, tienen todo el derecho y la responsabilidad de transformar al país y cambiar las leyes cuando así convenga a la Nación. ¡Faltaba más!

CAMBIO DE DISCURSO

Llama poderosamente la atención que a lo que se oponían tajantemente el Presidente, sus subalternos y simpatizantes en los regímenes de Enrique Peña Nieto y Felipe Calderón Hinojosa, ahora sean esas mismas ideas las que defienden a capa y espada. ¿Dónde quedan, pues, los principios, las ideas y los ideales?

Deben al pueblo, principalmente López Obrador, una explicación del por qué ese cambio tan drástico, pero no desde la Mañanera, sino en un acto formal y oficial, sin paleros y con toda la seriedad y responsabilidad que el tema amerita. ¿Por qué se prometió regresar a las Fuerzas Armadas a los cuarteles y ahora se les saca a la calle para ser el principal brazo armado contra la delincuencia?


Postura oficial del hoy gobierno en diciembre de 2017.

Más aún, de nada servirán esos cientos de miles de elementos castrenses por toda la República si la estrategia seguirá siendo la misma: ’Abrazos y no balazos’. En verdad será penoso e indignante ver a soldados y marinos huir de los ataques de los violentos, como ya lo hemos visto recientemente pues tienen la orden de evitar la confrontación. Claro, sí los delincuentes también son seres humanos.

Gracias a las benditas redes sociales, ahora se pueden rescatar fácilmente discursos de antaño. Palabras más, palabras menos, esto es lo que afirmaba López Obrador: ’… no es con el Ejército como se pueden resolver los problemas de inseguridad y violencia en el país, además de que no se debe utilizar para suplir las incapacidades de los gobiernos civiles’. ¡Sopas!

Eso lo expresaba en los días de Felipe Calderón Hinojosa. Reprochaba una iniciativa de ley que pretendía darle más facultades al Ejército y abundaba: ’no podemos aceptar un gobierno militarista’. ¡Tómala!

Pretender la incursión de las Fuerzas Armadas en las labores de vigilancia y seguridad en el presente gobierno es, con los argumentos esgrimidos por AMLO, intentar suplir la incapacidad de su administración en la lucha contra la inseguridad. Por si no fuera suficiente lo anterior, debe reconocerse que ha sido en este gobierno de la 4T cuando más participación se le ha otorgado al Ejército en actividades prioritarias. Allí están, por ejemplo, el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, la refinería (?) Dos Bocas, el Tren Maya, y ahora nada más ni nada menos que las pretendidas tareas de seguridad. ¿Quién en un futuro inmediato se atreverá a quitarle a las Fuerzas Armadas el poder que ahora se le está otorgando?


Quedó clara la postura de Gerardo Fernández Noroña. ¿La ratificará?

No se trata, como se quiere hacer pasar, que la Guardia Nacional sea una rama del Ejército ¡no! Al tiempo, y quizá no mucho, los miembros de la GN serían absorbidos por las Fuerzas Armadas y, al mismo tiempo, los integrantes del Ejército se integrarían a la GN. En los hechos, las labores de seguridad ya no serían de carácter civil, sino MILITAR. Sí, así es ahora en los hechos, pero que eso quede en la Constitución es ya diferente y va contra corriente a lo que dictan las auténticas democracias del mundo.

MÁS INCONGRUENCIAS

Quien hoy es secretaria general del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), Citlalli Hernández -quien parece ser de mayor confianza para López Obrador que el propio Mario Delgado- sostenía muy ufana: ’Con mucha responsabilidad digo que si se intenta darle más poder a las Fuerzas Armadas sería la puerta para instaurar el fascismo en nuestro país’. Denunciaba también la violación de los derechos humanos en México y advertía que esto se legalizaría con la propuesta de ley que daría más atribuciones a los militares.


Mario Delgado. Sin palabras.

¿Podría Citlalli Hernández ratificar sus palabras? Sí, si lo que pretende es que la pongan de patitas en la calle. En cambio, tendría que bajar la cabeza, comerse sus palabras y pedir disculpas por tanta incongruencia. Pero no lo hará. Hay mucha soberbia y marrullerías de sobra para (intentar) capotear este trago amargo.


Citlalli Hernández, secretaria general de Morena, rechazó la militarización, pues ’sería la puerta para instaurar el fascismo al país’.

Manuel Bartlett (pilar del priísmo tan censurado por su jefe y autor de la caída del sistema electoral en los comicios de 1988) también está en jaque, pero eso no lo inquieta. (Pocos saben lo que tiene en sus archivos respecto al Presidente y por eso es intocable). Como senador de Morena, espetó desde la tribuna: ’… esa necedad de meter al Ejército a donde no debe estar y poner en riesgo al país… seriamente analicen, porque sí se va a militarizar al país’. ¡Sopas! Eso dijo al oponerse a la Ley de Seguridad Interior que se discutía en ese entonces.


Manuel Bartlett calla ahora. ¿Así de fácil?

Otro que da pena ajena es Mario Delgado. Mire si no. En ese 2017 se opuso a la Ley de Seguridad Interior al citar como argumento, precisamente, el Artículo 21 de la Constitución: ’Las instituciones de seguridad pública serán de carácter civil’. ¡Tómala! Claro que Delgado tenía y tiene razón, pues la ley es clara y precisa. Ese mismo argumento tendría que presentárselo a López Obrador. Estaremos pendientes…

TENGO LA RAZÓN: AMLO; ¿Y TAMBIEN A LA SCJN?

Para taparle el ojo al macho (qué necesidad), el Ejecutivo federal tiene ya la propuesta para reformar la Constitución. Sabe muy bien, pues no ha podido doblegar a los opositores por medio de chantajes y amenazas (léase investigación a Peña Nieto, entre otros), que la iniciativa será bateada. Ya se lo advirtieron los diputados y senadores a quienes califica de ’vende patrias y traidores a la patria’. Sucederá lo mismo que con la reforma energética, pues al no contar con la mayoría calificada, es de esperarse otra debacle y humillación a Morena y su líder máximo en el Congreso.

López Obrador ya adelantó que no desfallecerá en el intento, pues le asiste la razón. Así las cosas, se ve obligado a buscar todos los caminos viables para cristalizar su sueño. ¿Qué le queda? Gobernar a punta de decretazos y acuerdos, o al menos intentarlo. Eso pretende con la modificación de leyes secundarias en donde sí cuenta con los sufragios necesarios. En un solo amague, pintaría cuernos a los legisladores de la oposición y pasaría por encima de la Carta Magna. (Por favor, no me vengan con el cuento de que la ley es la ley).

Su jugada maestra está en la Suprema Corte de Justicia de la Nación. La oposición impugnaría, por supuesto, el cambio pretendido a la ley secundaria y solicitaría a la SCJN lo declare inconstitucional. Esto le queda muy claro al Presidente de México. Incluso ya lo pronosticó. ¿Y entonces? ¿Ya cuenta con el respaldo de la Corte? ¿Tiene en la bolsa los votos de al menos 4 ministros? ¿Arturo Zaldívar, ministro presidente, formará parte del plan?

Todo quedará en manos del Poder judicial. Su obligación, respetar la Carta Magna y lograr el equilibrio entre los Poderes de la Unión. Arturo Zaldívar y demás ministros estarán bajo el escrutinio nacional.

¿La Corte ya fue sometida? Ojalá no. Pero este escenario muestra, una vez más, que a falta de una genuina política y una negociación civilizada con quienes piensan diferente, se prefiere poner al país en un estado de tensión, confrontación y encono. No importan los razonamientos ni argumentos. Aquí fallan todos los actores responsables: gobierno y opositores, pero es el Presidente quien debería extender la mano e iniciar un diálogo sincero. Hablaría bien de él y sus intenciones.

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