#EN LAS NUBES


Nuestras mujeres en Paseo de la Reforma

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Periodismo
Octubre 10, 2021 13:31 hrs.
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10 de octubre de 2021


Carlos Ravelo Galindo, afirma:
Del Libro de la Sabiduría les comparto un texto:
Supliqué y se me concedió la prudencia; invoqué y vino sobre mí el espíritu de sabiduría.
La preferí a los cetros y a los tronos, y en comparación con ella tuve en nada la riqueza.
No se puede comparar con la piedra más preciosa, porque todo el oro, junto a ella, es un poco de arena y la plata es como lodo en su presencia.
La tuve en más que la salud y la belleza; la preferí a la luz, porque su resplandor nunca se apaga.
Todos los bienes me vinieron con ella; sus manos me trajeron riquezas incontables.
Y de las mujeres con sonoro aplauso también felicitamos a otras dos de ellas, Claudia Sheimbaum la que gobierna a la ciudad de México, que dispuso que catorce grandes mujeres se sumarán en esculturas en la avenida Reforma, a las que ya están representadas en efigies, símbolos o recuerdos.
Y a la escritora Teresa Gil, que nos lo informa en Quadratin.
Desde diferentes perspectivas las mujeres están apoderadas de un gran tramo del Paseo de la Reforma.
Con una silueta sobre lo que fue base de la estatua de Cristobal Colón, grupos feministas colocaron un antimonumento para poner el símbolo de la mujer que defiende sus derechos.
Como una contradicción, más hacia el sur se encuentra el monumento que han vandalizado algunas feministas en sus manifestaciones.
En ese monumento se sientan señeras, cuatro féminas representantes de los símbolos de la ley, la justicia, la guerra y la paz, que han visto impertéritas el transitar cotidiano en muchas décadas.
Una fémina también se enarbola en la famosa Victoria alada conocida como Ángel de la independencia y dos más a diestra y siniestra de Hidalgo, la Historia y la Patria.
Entre los héroes que aparecen representados en esta gran escultura no está ninguna mujer, aunque se ven rostros femeninos por ahí que según dicen era Alicia la hija del autor del diseño del monumento Antonio Rivas Mercado.
Entre ese monumento y el de la Diana Cazadora un personaje mítico romano cuyo equivalente en griego era Artemisa, quedarán las efigies de 14 mujeres mexicanas de gran distinción.
Por lo pronto ya fueron colocadas cuatro esculturas: de Josefa Ortiz, Gertrudis Bocanegra, Sor Juana Inés de la Cruz y Margarita Maza.
Buen detalle en respeto a la individualidad de las mujeres notables en la historia, es que a las casadas les quitaron el apéndice del apellido del marido que implica propiedad
¿Quién no alarga el nombre de la compañera solidaria de don Benito Juárez,
¿Quien no ha repetido por décadas, cuando circulaban en forma abundante las josefitas, el nombre patriótico de doña Josefa Ortiz de Domínguez?
Siempre el apéndice estaba presente, como en el caso de Margarita Maza que tenía valor propio como mujer solidaria.
A la par que se colocan con una intención permanente en el Paseo de la Reforma, se deben dar a conocer los aportes de esas mujeres.
Por ejemplo, Gertrudis Bocanegra si bien tiene el mismo apellido de uno de los creadores del Himno Nacional ella tiene una historia propia como valiente militar que participó en el México Insurgente.
Y hay que reconocer no solo la historia de grandes personajes sino el símbolo que representan las campesinas, las amas de casas, las indígenas y mujeres de ciudad de todos los niveles, que han participado en la formación del país.
Las mujeres que ahora están con sus esculturas en el Paseo de la Reforma, son de varios niveles y formas de enfrentar la vida, pero todas son grandes mujeres.
Sor Juana, universal como poeta y escritora, se yergue como la gran figura literaria al nivel de los grandes literatos españoles.
Gertrudis Bocanegra una millitar defensora en la guerra contra los invasores.
Doña Josefa Ortiz, la famosa corregidora que conspiró para buscar la libertad de su pueblo.
Margarita Maza una mujer que vale destacar como una figura plena de sufrimiento en un país convulsionado. Tuvo once hijos situación que se daba en las mujeres de esos tiempos. La gran mayoría de esos hijos murieron en la infancia.
Pese a ello apoyó siempre a Juárez, hacía con sus hijos festivales para reunir dinero para la causa a la par que prestaba ayuda a un pueblo con grandes necesidades.
Finalmente cuando Juárez se instala en el gobierno ella sufre los efectos de su vida llena de congojas, y muere joven, a los 45 años.
De mi libro Lo que no se dijo (2015, páginas 97 y 98):
Anna Hathaway pensó que a lo mejor no era congruente con sus ideas.
Ella, modesta, siempre en segundo plano, tenía algunas que eran modernas para la época.
Y en una era radical: las mujeres no son propiedad de nadie, así se trate de meros formulismos. Se refería entre otras cosas, a esa costumbre que tienen algunas de ponerse el apellido de los esposos, cuando tienen dos, el del padre y el de la madre.
Le parecía deleznable despreciable el que muchas mujeres se solazaran en el apellido ajeno, cuando podían enorgullecer el propio. William la había apoyado en eso.
–Las mujeres sabias -había dicho·, se bastan solas.
Anna Hathaway bonito nombre, expresó en silencio con caligrafía larga su propio nombre; más si se le agrega el apellido de la madre.
Pero luego, nostálgica, extrañando lo que se adhería a ella como algo de lo que no se podía desprender, se preguntó con desaliento:
–Y el apellido Shakespeare ¿Que voy a hacer con él?
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