EN LAS NUBES

En martes trece todo crece

En martes trece todo crece
Cultura
Octubre 13, 2020 21:10 hrs.
Cultura ›
Carlos Ravelo Galindo › Club Primera Plana

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En martes trece, como diría Arturito, todo reverdece. Y hasta al que miente la nariz le crece. Mírense al espejo los arrogantes. Todos.
Mejor un tema menos escabroso
Nos adelantamos al día de los muertos, dos de noviembre, y explicamos lo que dicen las religiones sobre la muerte
Ciertamente, muchas religiones describen una cosmología elaborada sobre el más allá y lo que le espera al alma después de la muerte, pero el hecho sigue el mismo.
No sabemos con certeza qué nos sucede después del momento de nuestro fallecimiento, y nos da miedo.
Casi a todos. No a los que estamos próximos.
Pero no es necesario desafiar este miedo sin estar equipado, ya que muchas personas sabias se han enfrentado al mismo miedo y nos han dejado algunas palabras sabias sobre cómo dejar ir nuestra angustia y aceptar nuestra mortalidad.
Con suerte, sus consejos pueden ser de ayuda en esos momentos difíciles en los que reflexionas sobre lo desconocido.
1. cristiandad
Para casi toda la doctrina cristiana, ya sea católica, ortodoxa, bautista o de otro tipo, es que la muerte * no * es el fin, y será seguida por una vida después de la muerte y una resurrección.
Pero para aquellos para quienes ese conocimiento no alivia el miedo de lo que está por venir, hay un consuelo y una esperanza diferente: todo lo que sucede en la Tierra es la voluntad de Dios y todo sucede en el tiempo que Él lo ordenó. Como cada bendición en tu vida fue dada por Dios, tu muerte también te la da Él.
Mira, entonces, el tiempo que te queda como una oportunidad para decir cosas que deberían haberse dicho pero el orgullo callado, perdona ofensas que ya no importan, haz las paces con este mundo físico.
2. islam Para cada viaje hay un final, una silla junto a la chimenea para quitarte los zapatos y dejar descansar las piernas doloridas.
A menudo, hay consuelo en saber que nuestros viajes han terminado, pero con el descanso final, del que no hay que levantarse, surge un tipo especial de miedo.
El miedo a salir de este cuerpo mortal está doblemente justificado, por lo segura que es la muerte y porque no sabemos nada de lo que viene después.
3. judaísmo
La teología judía es mucho más turbia sobre el tema de la muerte, ya que la certeza sobre la vida futura y quién es digno de ella pertenece solo a Dios.
Si bien el judaísmo otorga un gran valor a la vida del individuo y la preserva a toda costa (aunque alargarla artificialmente es un tema de debate), enseña a los practicantes a aceptar la inevitabilidad de la muerte.
Si bien es posible que el hombre no sepa lo que vale a los ojos de su Creador, debe esforzarse por ser digno del Mundo a partir de entonces todos los días de su vida, como si fuera el último.
Lo que sea que venga después está más allá de su poder de afectar y, por lo tanto, no es motivo de preocupación.
4. taoísmo
Según la teología taoísta, todo en este mundo se deriva de un núcleo eterno e indescriptible llamado Tao (’el camino’), una singularidad que puede equipararse a Dios, pero no se le atribuyen aspectos humanizantes, como la voluntad o los planes.
Además, el Tao no crea precisamente, porque eso implicaría que las cosas que se derivan de él están separadas de él.
Más bien, todo en este mundo existe como parte de esta cosa eterna, independientemente de la creencia o falta de ella.
Cuando mueres, regresas al Tao, pero como ya estás en él por el mero hecho de existir, no hay diferencia real entre la vida y la muerte.
5. budismo
Hay una famosa historia en el budismo de Kisa Gotami, una madre desconsolada que perdió a su único hijo.
Buscó desesperadamente a un hacedor de milagros que pudiera devolverle la vida a su hijo. Finalmente, encontró al Buda y le suplicó desesperadamente que resucitara a su hijo.
El Buda estuvo de acuerdo, con una condición: que ella le trajera semillas de mostaza de una familia donde nadie había muerto.
Golpeó todas las puertas hasta que se dio cuenta de que la muerte llegaba a todos, y regresó con las manos vacías al Buda, y aceptó finalmente su pérdida.
El budismo advierte a los practicantes que no se acobarden ante la muerte, sino que la enfrenten de frente, no como una se esforzaría
El budismo advierte a los practicantes que no se acobarden ante la muerte, sino que la enfrenten de frente, no como alguien que lucharía con ella, sino como una persona que sabe que algún día vendrá por él.
Enfréntate al malestar que trae el pensamiento de la muerte hasta que su aguijón desaparece.
Date cuenta de que son solo tus anclas emocionales las que te hacen aferrarte más allá de la esperanza a la vida y libéralas.
Si hubiera alguna duda, no le hagamos caso. Ya vendrá. Sin darnos cuenta.
Por ello vive tu vida. Y punto.
Y acuérdate que también con trece tu nariz, por mentiroso, crece.
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