La campaña demagógica de López Obrador

La campaña demagógica de López Obrador
Política
Marzo 06, 2017 21:00 hrs.
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Laura Castillo García › Portal Mexiquense.com.mx

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Con el pretexto de acompañar a la ’precandidata’ del partido Movimiento de Regeneración Nacional (morena) a la gubernatura del Estado de México, Andrés Manuel López Obrador astutamente realiza su campaña rumbo a las elecciones federales 2018, y lo hace de tal manera que, si quisiera, el Instituto Nacional Electoral (INE) y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) podrían calificar su presencia en dichos eventos como actos anticipados de campaña.

Como en cualquier concierto de estrellas, en esos eventos políticos, los teloneros calientan primero el escenario: algún político local da la bienvenida; luego, el presidente de morena en el Estado de México, Horacio Duarte, ataca invariablemente a todos los partidos; en tercer lugar anuncian a la precandidata a la gubernatura, supondríamos que sería la cereza del evento pero nerviosamente solo habla entre 5 y 10 minutos y, a diferencia de los demás, prácticamente no dice nada, solo vaguedades… ve una cartulina sobre la necesidad de energía eléctrica en una colonia de La Paz, y solo acierta a decir: ’veremos que se puede hacer con la luz’; en otra solicitan agua y lo mismo: ’veremos qué se puede hacer con el agua’. Es evidente que no conoce las necesidades de la gente y tampoco sabe cómo resolver las que le presentan… además que se nota que está más preocupada en presentar a su jefe: pasados 10 minutos, le cede el micrófono.

Con la experiencia que le dan 11 años de campaña hacia la presidencia de la República, López Obrador llama la atención de su público (acarreado en lo fundamental del municipio de Texcoco –gobernado por morena- porque a los habitantes de los municipios en los que realizaron sus ’asambleas ciudadanas’, pues solo de cinco a 10 personas se subieron a los camiones contratados para la ocasión), con discursos populistas llenos de demagogia.

Una vez más repite su discurso acerca de que ’la pobreza y todos los males de la gente son culpa del mal gobierno y de la corrupción’. Si el señor López Obrador fuera una persona políticamente capaz para conducir el país, sabría cómo funciona la sociedad capitalista y diría que la pobreza y la corrupción son males intrínsecos a un sistema económico inequitativo, que está dividido en clases sociales, una de las cuales –la súper rica- es dueña de los medios de producción que los trabajadores necesitan para allegarse sus medios de vida, pero que no solo producen esos medios de vida representados en el salario, sino que también producen trabajo no pagado que cada vez más enriquece a los propietarios de esos medios de producción como, por ejemplo, a su asesor principal, el multimillonario Alfonso Romo, que no solo es cercano al círculo de Salinas de Gortari sino que también es dueño del emporio Pulsar Internacional a través del cual tiene inversiones en tabaco (Tabaquería La Moderna), empaques, materiales de construcción, silvicultura, seguros, arrendamientos, textiles, bancos, entre otras ramas.

Es decir, debería decir qué es lo que origina la pobreza en México y en el mundo, pero no; el señor se queda en la superficie porque se ve que es un ignorante en materia económica, y sobre todo porque es mucho más fácil optar por un discurso facilón y demagógico para atraer a la gente.

Como nadie puede contradecir a su propia naturaleza, el superficial de López Obrador lo único que puede proponer son medidas superficiales que en vez de mejorar las condiciones de vida de los mexicanos, a la larga la llevarán al precipicio económico y social.

Por ejemplo, propone duplicar las pensiones para adultos mayores; es decir, valerse de programas sociales a grupos vulnerables para hacerse de los votos no solo de la gente de la tercera edad, sino de sus hijos, sus nietos y hasta bisnietos. Cierto que, a como están las cosas en el país, los abuelitos requieren recursos económicos para vivir, pero ¿cuánto tiempo podrán aguantar ese egreso las arcas federales? No lo sabemos pero estamos seguros que es que esa no es la solución de fondo.

Para empezar a remediar las cosas, el Estado debería fundar instituciones serias y responsables para atender todas las necesidades de este sector de la población pero, sobre todo, debería trabajar en crear empleos bien remunerados –y obligar a la empresa privada a que lo haga- para que los hijos, nietos y bisnietos de los abuelitos tengan mejores salarios, suficientes para sostener a sus familiares en esa condición. Pero eso no lo ve López Obrador y, por tanto, no propone creación de empleos, como sí lo hace el Movimiento Antorchista Nacional, quien día a día trabaja y lucha por construir un México menos injusto, más igualitario y más humano, en donde no se manipule la necesidad de la gente para atraer votos fáciles.

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