La recuperación de la oposición exige vigilar y defender la democracia


La recuperación de la oposición exige vigilar y defender la democracia
Política
Julio 08, 2020 19:59 hrs.
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Aquiles Córdova Morán › Portal Mexiquense.com.mx

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Hace poco leí las declaraciones del Lic. Manlio Fabio Beltrones en un foro virtual convocado por ’Movimiento Líder’, una corriente de opinión al interior del PRI de cuya existencia es ésta la primera noticia que tengo. La experiencia y la autoridad políticas del Lic. Beltrones son del dominio público y no es necesario puntualizarlas aquí. Paso, pues, directamente a los puntos de sus declaraciones que me interesan.
En la reseña que leí, el Lic. Beltrones aconsejó a sus compañeros de partido ’…alejarse de los movimientos golpistas, especialmente de los promovidos por la derecha rancia disfrazada de sociedad civil’. Según la nota, habría agregado textualmente: «Estoy muy alejado, es más, soy un crítico contumaz de todos aquellos que desde ahorita están diciendo o quieren instrumentar el quitar al presidente de la República en turno que llegó de manera contundente y democrática». Renglones abajo, otra cita textual: «Podrá ser un gobierno malo como lo denuncian o bueno como se enuncian, pero al final de cuentas, estamos en un sistema democrático y existen figuras democráticas para hacer los equilibrios y esas son las elecciones de 20-21 y la revocación del mandato el 22.» Y en seguida: ’«Los priistas están formados en la política, los acuerdos y no en el golpismo», comentó’. Y otra vez textualmente: ’«Para eso somos un partido político serio y maduro, bien configurado (por lo cual) alejarnos de ello (del golpismo derechista, entiendo yo, ACM) va a ser muy importante», indicó’. Todo lo transcrito lo he tomado de la columna de Fabiola Martínez, publicada en La Jornada del 4 de julio de los corrientes.
Estoy totalmente de acuerdo con dos de los puntos de vista expresados por el Lic. Beltrones que, además, considero de vital importancia en las actuales circunstancias por las que atraviesa el país. Esos puntos son, primero, la imprescindible necesidad de deslindarse de quienes combaten al gobierno actual con la vista y el corazón puestos en el pasado inmediato anterior a la 4ª T; segundo, el llamado a no apartarse de la vía democrática, de la lucha electoral regulada y tutelada por nuestras leyes como la única vía legal y legítima para ganar el poder político de la nación, si es que en verdad lo que se busca es devolver al país la paz, el sano equilibrio entre todas las corrientes políticas y el progreso sustentable y equitativo para todos los ciudadanos. Para eso, en efecto, no hace falta la violencia: estorba. Pero además, creo que ambos asuntos están íntimamente ligados entre sí como causa y efecto: un deslinde neto y una autodefinición puntual resultan indispensables para que un partido, el que sea, recupere la confianza y el apoyo popular, sin los cuales no puede ni soñar en reconquistar el poder, solo apegándose religiosamente a las reglas democráticas.
Sin embargo, ese deslinde respecto a la ’derecha rancia’ (y también, desde luego, respecto a la falsa izquierda) no puede ni debe reducirse a una diferencia puramente enunciativa, discursiva; a un deslinde de palabra, aunque le añadamos el gesto positivo de una negativa tajante a marchar junto con ellos en las batallas políticas. Para el pueblo, para la gran masa de votantes, eso no sería suficiente. Hace falta reconocer con profundo espíritu autocrítico que ya antes, mucho antes de que la 4ª T llegase al poder, esas mismas masas, la inmensa mayoría del país, se debatían en un abismo de desigualdad, pobreza y marginación en el seno de una economía que, según los expertos, es una de las más grandes del mundo. Hay que reconocer con toda honradez la realidad de hechos tan hirientes y vergonzosos como la pobreza alimentaria, la falta de empleo, el bajísimo nivel de los salarios, la falta de una educación de calidad con cobertura universal, de vivienda digna, de servicios urbanos elementales y de un sistema de salud eficiente al alcance de todo el que lo necesite. Y hay que aceptar, además, que eso ocurría ante la vista de gobiernos emanados de los partidos que hoy son oposición y buscan, con todo derecho, volver a gobernar.

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