Por Luciano Tapia
CHIMALHUACAN, MÉX. -.- Pueblo y gobierno de Chimalhuacán rindieron homenaje a los mártires del 18 de agosto del año 2000, cuando un grupo de gente armada comandados por la entonces lideresa y cacique Guadalupe Buendía Torres ’La Loba’ se resistía a perder el control político que por años mantuvo en esta parte del Estado de México.
Con un minuto de silencio, una misa frente al palacio municipal y una ofrenda floral fueron recordados los caídos del 18 de agosto del año 2000.
Con el resultado de las elecciones en las que ganó el priista, biólogo Jesús Tolentino daba paso al cambio social, hoy a 20 años de los trágicos acontecimientos en los que perdieron la vida 10 personas hombres y mujeres y decenas de heridos que cayeron en la plaza principal.
Hoy, Chimalhuacán ha transformado la vida de los poco más de un millón de habitantes, hasta agosto del año 2000, este municipio contaba con un carro de basura, un semáforo, calles convertidas en lagunas y canales, sin agua, luz, escuelas, además de no contar con hospitales y espacios para la recreación, era el símbolo del rezago social del Estado de México con alto índice de analfabetismo.
Con la llegada de Jesús Tolentino, hoy este municipio ha logrado superar adversidades, cuenta ya con ocho universidades, entre estas la extensión de la Universidad Autónoma del Estado de México que imparte la carrera de medicina, centros educativos para más de 10 mil estudiantes, escuelas dignas, hay servicio de Mexibus, las calles y avenidas son un ejemplo de la imagen urbana de los municipios de la región del Valle de México.
Con la caída del imperio de Guadalupe Buendía Torres ’La Loba’ los habitantes dejaron de comprar agua para las más elementales necesidades, las invasiones y tráfico de predios desaparecieron para dar paso a una nueva forma de vida anhelada por las familias pobres que al no encontrar un lugar en la Ciudad de México emigraron a este lugar como a otras localidades de la zona oriente en donde aún los servicios son escasos como en Chicoloapan, Texcoco, Atenco, Los Reyes La Paz, Valle de Chalco, Chalco, Tlalmanalco, Amecameca y otros en donde la mancha urbana devora a su paso las barrancas, ríos, canales y áreas agrícolas para dar paso al concreto.