La Comisión Nacional de los Derechos Humanos tardó tres días en emitir una postura respecto del asesinato de dos sacerdotes jesuitas y un guía de turistas en Chihuahua.
La CNDH, que preside Rosario Piedra Ibarra, justificó con el argumento de ’no entorpecer las investigaciones’, a pesar de que su labor nada tiene que ver con la pesquisa ministerial.
En una serie de tuits, la institución refirió que «respecto al lamentable asesinato de los sacerdotes Jesuitas Javier Campos y Joaquín Mora, así como de una persona civil, en Cerocahui, Chihuahua, nos hemos mantenido al tanto de lo informado por las autoridades competentes».
Ante la «falta de datos precisos», arguyó la CNDH, y con absoluto respeto a las atribuciones y competencias de las comisiones estatales de Derechos Humanos, «decidimos no realizar pronunciamientos apresurados que en vez de abonar al esclarecimiento de los hechos pudieran malinformar al público».
«Enviamos condolencias y nos solidarizamos con la comunidad eclesiástica, familiares y personas cercanas a quienes perdieron la vida, así como con el pueblo de Cerocahui por la situación de violencia que atraviesan», informó en su ’hilo’.
Realizó un llamado «a todas las autoridades responsables de la procuración de justicia a que realicen su trabajo diligentemente y cuiden el debido proceso, hasta esclarecer los asesinatos y no dejarlos impunes.
A los medios de información, les solicitaron «considerar en todo momento los derechos de las audiencias durante su valiosa labor de informar, para que sea emitida información veraz y sustentada».
Finalmente, la CNDH pidió que se brinde protección a las personas cercanas a las víctimas.