Por Adriana Salazar
Visitar metro Copilco siempre es un placer, por su complejo integral, empezando por los bellísimos y majestuosos murales del Maestro. Guillermo Ceniceros que cubren la totalidad del paradero del metro, los cuales puede uno pasar admirando por horas, sin embargo en su piso de arriba tiene siempre algunas representaciones artísticas, generalmente pintura. Hoy me he topado con una manifestación artística difícil de ignorar, bronce a la cera perdida, como una especie de fierro añejado que da la impresión de haber regresado años luz en el tiempo y toparte con ancestrales figuras y cadáveres míticos de lo que pudo ser una majestuosa y avanzada civilización. Se denota en la muestra, en los rostros, nostalgia, superioridad, libertad, aunque el tema parece abarcar una libertad exterminada. Inteligencias físicas agotadas y censuradas al trascender el tiempo. Coincidimos el curador Guillermo Clemente y yo cuando señala , ’ el origen del mito resulta tan subjetivo como el arte mismo. Desde tiempos remotos el origen mítico de cada cultura se ha basado en diversos factores sociales, políticos y religiosos que a traves de los siglos van mutando y escribiendo la historia’.
La muestra también nos invita a reflexionar sobre que estamos haciendo con el planeta, con la gente, con las especies, pero sobre todo en el porque hemos reducido la inteligencia a disminuir la vida, a privarnos del oxígeno, a censurarnos la palabra, a negarnos el conocimiento, las matemáticas y los libros. En que cabeza pasa que evolución es encerrarnos en un cuarto donde todo es digital, ¿imagínese usted un árbol digital? Y pagar mucho dinero por ello, presumirle a la sociedad que somos los primeros en comprar un árbol digital. ¿Y también somos los primeros idiotas?
No sería justo negarnos la vanguardia, pero tampoco lo es negarnos la vida natural y descomponernos, porque al final eso somos seres de agua, tierra y oxígeno, de acabarnoslo, seremos robots que no tendríamos emoción para crear, elegir y maravillar como lo hacen estos escultores que nos expresan sus emociones, y su física – química intelectual, al tiempo que nos expresan su pesar por haber destruido el mítico ayer.
Le recomiendo visitar la muestra y los murales de metro Copilco, al término, no olvide recorrer el pedregal y el exterior de la identidad universitaria que tan sólo desea expresar sus inquietudes y talento.